miércoles, 29 de agosto de 2012

TU, SINFONÍA

Atentamente, con ese interés que el amor otorga, he mirado tus ojos, escuchado tu voz
He sentido el calor de tu mano y la belleza de tu cuerpo; por mi deseo potenciada
Olido, saboreado, y comprobado todo lo perceptible que de tu ser se muestra
Lo obtenido en la entrega, y lo sustraído secretamente

 Lo que se da espontáneamente: en el dialogo, en la seducción, en el paseo y el libro compartidos, o simplemente, en el dejarse estar

Lo hurtado: observando clandestinamente tus formas durante el sueño, tu gracia ante el espejo; el aspirar, sin permiso, tu aliento en la casual cercanía, o protagonizando mis fantasías en fáctico libreto de personal autoría

Todo lo sensorio. Todo lo sensual

 La propia, ilusoria sensación de propiedad sobre el instrumento, genera irremediablemente la  necesidad de pulsar sus cuerdas

Conociendo sus contornos, saber sobre sus sonidos

Conociendo lo perceptible, saber sobre lo sutil

 De escuchar esa partitura escrita sobre el pentagrama de tu vida, y solo para ella

Creada, nota a nota, por tus experiencias, por otras manos; por decisiones, esperanzas y deseos

Y sí, cada dedo pulsa, en cada momento compartido, en cada circunstancia, la cuerda que libera la nota afinada o disonante

 Así, tu particularidad vibratoria emite, incontenible, inequívocas improvisaciones únicas, exclusivas

Escapas de mis manos

Te multiplicas en cien instrumentos

 Cierto es, me subyuga el aroma sonoro que se desliza a través de la flauta dulce en la avenencia 

Los violines que acompañan melodiosamente cada instante de concordia

El pizzicato de tu risa, interrumpiendo graciosamente alguna alegre ejecución                                        

 Pero me aterra, me espanta la inesperada intervención del tambor, presente en la agresión de un solo extemporáneo

Del metálico, estridente golpe del platillo expresando los celos

La súbita embestida de los vientos tocando al unísono en constante reclamo de lo ya entregado

 Tú, tú eres sinfonía, mas no armonía

Ejecutando tu multifacético ser, sobre el que no advierte tu parecer, en dramáticos imprevistos contrapuntos de alternante protagonismo 

Tú, tú te repites en la actuación. Una y otra vez te copias a ti misma

Puedes lograr alternancias, pero no aportes, pues solo escuchas los acordes de tu propia creación

 Pero yo...

Las expresiones de mi alma se deslizan, con algo de torpeza, sobre el teclado de un restaurado clavicordio

Me falta entusiasmo para intentar con el oboe

El arco del violonchelo va y viene rozando cuerdas demasiado tensas

Yo, yo gusto de escuchar ajenos trozos de “alegros”, “adagios” y ”prestos”

Aprendo; tal vez no mucho, pero afino el oído

Y ya no acepto las ampulosas sinfonías plagadas de ostentosas contradicciones  

 

Perdóname, solo anhelo una perdurable, compartida música de cámara

Esa con la que diariamente, las cuatro manos de un único corazón, ensayen, excluyentemente, su eterna “ópera prima”

 Sin batuta de director y sin plagios de antiguas composiciones

                                                 Filemón Solo

 

 

                                                                  

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