martes, 21 de agosto de 2012

¡VEINTE MIL!


¡Veinte mil! El tipo realizó veinte mil intentos, y continúa. Cualquiera diría que está loco, que es un disparate. Cualquiera lo diría. Siempre, claro, que no se detenga en contar sus propios días. Esos segmentos de cierta posesión de conciencia donde uno, siempre en pretensión de “un” algo, se dedica a buscar afanosamente la forma de conseguirlo.

Locos. Estamos todos en estado de enajenación, invirtiendo las horas, la salud, y la inteligencia (cualquiera que ella sea) en ocuparnos. Solo en ocuparnos, cada uno de lo suyo.

¿Equipos?, ¿sociedades?, ¿parejas?, no son ciertas. Dentro de cualquier esquema, cada cual se dedica, excluyentemente, a lo suyo, así drena su propio tiempo en aras de la obtención de promesas que se ha hecho en el silencio de su alternante confusión. Eso sí, el final es siempre el mismo. Lo curioso es que nadie lo ve.

Digamos que es comprensible, eso le obligaría a dejar las tonterías y ocuparse de vivir.

                                     

                                                                                 Filemón Solo

                                                                       

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