martes, 7 de febrero de 2012

JUAN Y PINCHAME FUERON AL RÍO...


...Bueno, que solo quedó Pinchame. Y quedó solo, porque no se ahogó. Lamentamos lo de Juan, pero así son las cosas. Como consuelo de todos los Juanes diremos que está muy acompañado. No bien, pero sí mucho. Eso para los Juanes que decidieron ahogarse.

En realidad no es que se hayan planteado la alternativa de perecer, o no, en el medio acuoso. Muy por el contrario, no hubo planteo alguno. Solo se dejaron arrastrar por la corriente. Así son los Juanes.
Pinchame, que es obviamente muy agudo, no tiene nada
de obtuso y quizá por elegir ser recto, no dejó, deja, ni
dejará que corriente alguna se lo lleve para donde a ella le
convenga. Observó, y lo hizo desde temprana edad, que difícilmente se hayan destacado héroes colectivos, mesías en grupo, o tiranos en equipo, que, aún dentro de la apariencia de unidad “cada uno es cada cual” y que a nadie con personal criterio le acomoda “la masa”. Recurrió a la consulta del vademécum de la lengua (la nuestra, of course) : el diccionario de la RAE, y este le informó que masa es un/a:



8. “Gran conjunto de gente que por su número puede influir en la marcha de los acontecimientos. LA masa

9. “Muchedumbre o conjunto numeroso de personas. U. m. en pl. Las masas populares

10. “Natural dócil o genio blando. U. siempre con un epíteto que exprese esta cualidad”


Visto lo cual, volvió a observar que: “Siendo La masa un conjunto de gente que, en gran número, puede influir en la marcha de los acontecimientos, una muchedumbre naturalmente dócil”, bien pudieron esas masas populares ser las que se apasionaran en el coliseo romano, optaran por Barrabas (que no significa “barras bravas”), y dejaran a Jesús librado a su suerte, o, siglos mas tarde, causaran desmanes a la salida de algún “encuentro deportivo”, y aún dentro de los actuales coliseos para masas. Pareciéndole que fueron ellas las que, siguiendo dócilmente a los interesados (en todas las acepciones del término) en contar con su irreflexivo apoyo, nos hubieron sumergido en aguas similares a las que ahogaran al pobre de Juan, bueno, que decidió que sería un tipo algo raro: él mismo.

Consecuentemente se quedó solo. Pero, ¡atención!, que habitando sus propias soledades existes muchos otros Pinchame, y pudiera ser que en algún afortunado día sean mayoría. Porque reunirse en mayoría no obliga a “amasarse”.¿La diferencia?, solo el discernimiento.





Filemón Solo













1 comentario:

  1. Bien puede ser que no sea este el lugar indicado -y me refiero al casillero que gentilmente ahora se me presenta-, para mi comentario. En fin...siempre he tenido problemas con los carteles, rótulos, normas y formularios. Sí, con cualquier cosa que elija mis límites.
    Por supuesto que allí, allí, más cerca o mas distantes, se encuentran bien plantadas las rejas que marcan "el hasta aquí llegaste". Pero esas las he puesto yo mismo; clavadas sobre suelo de vida con el golpe de cada experiencia.
    Pero, siempre está la esperanza, esa que nos habla de futuro, de poder reubicarlas tan lejanas, que, al no verlas sospechemos que no existen.

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