jueves, 5 de abril de 2012

CUIDANDO A LA NATURALEZA


-¿Porqué no siembras ordenadamente tus semillas? ¿Es que no comprendes que al hacerlo según tu manera los brotes verán la luz en sitios casuales sacrificando la belleza del lugar?-

El anciano levantó la vista, y dirigiéndose a la dama que le cuestionaba trató de explicarle.

-Sucede, Señora, que cada lugar en este mundo es poseedor de una cambiante idiosincrasia, yo solo trato de mantener esas características en aras de la armonía que el sitio merece recuperar. Como no puedo saber cuál es la mejor ubicación para cada semilla, las arrojo al viento junto con una plegaria, en la esperanza de que sean guiadas y así todas lo encuentren.

Ella insistió -¿Cómo puede haber armonía en algo falto de programación y planeamiento? ¿En el mero azar?-.

El jardinero pensó un instante y respondió -¿No ha admirado la señora, la belleza del frondoso bosque más allá de las colinas? Allí donde cada árbol ha prosperado en el sitio indicado, pero no por la mano del hombre sino por su propio destino.

La aludida observó al bosque en su recuerdo, y dijo – Lo que creo es que deberíamos ir a ordenar ese lugar. ¡La naturaleza es tan descuidada!-



                                     Filemón Solo




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