sábado, 1 de noviembre de 2014

CAPÍTULOS

Sobre nuestra alimentación (física)

Podríamos decir que con más o menos este aspecto que hoy lucimos, llevamos unos 35 millones de años, aunque nuestros antecesores más remotos lo hicieran desde, más o menos, unos 70 millones de años.
Todos, bueno, casi todos, hemos recibido lecciones, o tomado el sistema al observar a nuestros mayores, sobre cómo alimentarnos. Y es solo a la forma de hacerlo a lo que me refiero.
Los occidentales hacemos uso de utensilios a los que, en castizo, llamamos “cubiertos” muchos pueblos africanos y de Asia menor, con menos remilgos y más gérmenes, utilizan su mano derecha. Siempre en el mismo continente, los chinos se valen de palillos; y así según las costumbres procedemos a llevarnos la comida desde su contenedor hacia la boca. Y en esto no hay alternativa.
Desvariando, según una vieja, arraigada costumbre, se me ocurre que si bien, salvando las ya mentadas diferencias, todos los humanos, de una u otra manera, nos alimentamos con el único objeto de generar la energía necesaria para subsistir. Nada novedoso, por cierto, pero el punto en cuestión que aquí se plantea no es el cómo, sino el qué.
Si nos remontáramos esforzadamente a los comienzos de la raza, veríamos que la ingesta se adecuaba a aquello que le viniera a la mano al encargado de la provisión de turno.
No deseo aburrir, ni hacerlo yo mismo, narrando aquellos de los cazadores, los recolectores, los agricultores, y demás de la ya muy trillada historia. Deseo ir al hoy, al presente, esa apariencia de tiempo lineal en el que realmente suponemos vivir.
Durante el término de cualquiera de nuestras vidas nos informan sobre lo bueno de esto en comparación con lo malo de aquello, ojo que seguimos hablando de comidas. A vuelta de página la cosa cambia, y aquello que no correspondía, hoy es la panacea, en tanto el alimento que nos fortificaba sanamente, y sin colesterol, bueno, que ese ya no es recomendable.
Si uno se toma el tiempo necesario para recabar datos fidedignos por la Internet, vera asombrado lo cierto de esta contradicción. “Y esto durante el término de solo un día”.
Es realmente asombroso que luego de 35 millones de años, los humanos no sabemos, aún, que es lo mejor que debemos comer.

                                                                                        Filemón Solo



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